
«Mientras las bases demostraban espíritu combativo en cada Congreso partidario aprobando justas resoluciones y en lo externo vibrando con la lucha revolucionaria de las masas coloniales, resaltando su solidaridad con la revolución cubana, desde arriba, se iban desvirtuando paso a paso los acuerdos, amoldándolos a las conveniencias de la dirección que terminaba por convertirse en freno paralizador de todo impulso hacia adelante. De esa manera se iba diluyendo todo incentivo revolucionario; jóvenes que se destacaban exigiendo un ritmo más dinámico en conformidad a los acuerdos aprobados en los Congresos, se les expulsaba estigmatizándolos de «trotzkistas», o emigraban a otros grupos marxistas arrastrando con ellos a los mejores valores de la nueva generación. (…) Desde el punto de vista militante, [el PS] carece de incentivos prácticos y organizativos permisibles de convertir en cuadros fogueados aptos para la revolución, a los que adhieren a sus filas. (…) Nada tiene de extraño, por lo tanto, ver a jóvenes ingresados a sus filas emigrar al poco tiempo (expulsados unos por su crítica a la dirección, voluntariamente los más) a volcar sus inquietudes combativas a grupos como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que, en un lapso relativamente corto, ha logrado penetrar entre el estudiantado universitario y ganado, también, un buen número de obreros e intelectuales.» (Alejandro Chelén Rojas, «Trayectoria del Socialismo», 1967, pp. 168, 185.)
«Un valioso sector juvenil se alzó en abierta resistencia a la conducción del PS, por motivos estrictamente doctrinarios. Algunos se retiraron de sus filas ante la imposibilidad de obtener una acogida de sus planteamientos y a otros se les expulsó. (…) El origen de la situación creada se situó en Concepción. El Comité Regional de la FJS de esa ciudad inició una actividad teórica y política revolucionaria en franca posición crítica a las autoridades y a la línea del partido. (…) Su actitud combativa culminó en el XX C.G.O. del PS realizado en Concepción, en febrero de 1964. La línea política sancionada en él les pareció equivocada y contraria a los intereses del socialismo y del pueblo. (…) A raíz de la situación producida, los dirigentes juveniles señalados más otros, tanto en Concepción como de Santiago, resolvieron retirarse del PS y tratar de dar vida a un nuevo movimiento revolucionario. (…) Este grupo de valiosos jóvenes socialistas se desencantó de la desradicalización de la izquierda y de su incapacidad para movilizar a las masas tras objetivos socialistas. No les convencía el demagógico verbalismo pseudorrevolucionario imperante, porque, a su criterio, sólo ocultaba un reformismo electoralista y parlamentarista en los hechos, en la acción práctica. El grupo en cuestión más otros alejados del Partido Comunista jugaron un papel importante en la organización, en 1965, del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), cuyas acciones audaces, consecuentes con su posición marxista revolucionaria, de repudio a todo el sistema institucional burgués y electoralista de la izquierda tradicional, le dieron una nueva tónica al movimiento popular y pusieron en primer plano la lucha revolucionaria concreta. Fueron los actores de espectaculares ‘expropiaciones’ en 1969 y 1970.» (Julio César Jobet, «El Partido Socialista de Chile», 1971, pp.100-101)
