Fidel Castro y su acusación de «agentes del imperialismo» contra el trotskismo.

La invectiva de Fidel contra el trotskismo

Respuesta de Paul Sweezy y Leo Huberman.

«En su discurso de clausura de la Conferencia Tricontinental celebrada en La Habana (…), Fidel Castro lanzó un furibundo ataque contra el movimiento guerrillero guatemalteco (MR-13) dirigido por Antonio Yon Sosa (…).

El discurso de Castro tiene un aspecto que resulta más que desagradable, casi siniestro. Su ataque contra el MR-13 se apoya enteramente en dos posiciones: primera, que ese movimiento está infiltrado por los trotskistas y tiene un programa trotskista; y, segundo, que los trotskistas son agentes del imperialismo. Si la segunda afirmación fuera cierta, la primera resultaría, desde luego, un anatema demoledor contra el MR-13. Pero la acusación no tiene el menor fundamento, como debe saberlo cualquiera que haya estudiado seriamente la historia del movimiento comunista desde la Revolución de Octubre hasta la fecha. Fue precisamente esta acusación la que sirvió para fundamentar las purgas soviéticas de los años 30. Si algo ha sido probado -incluso por el propio gobierno soviético- es que aquellos procesos entrañan una vergonzosa falsificación; y desde aquel entonces no se ha producido evidencia alguna capaz de devolver a la acusación su verosimilitud. Reproducirla hoy es indicio inequívoco de ignorancia o de malicia. Por nuestra parte, preferimos creer que en esta materia el propio Fidel es un ignorante, y que la malicia procede de asesores que nunca renunciaron a las actitudes y los métodos característicos de aquellos procesos. De ser así, le conviene a Fidel hacerse del tiempo necesario para emprender un estudio serio de la historia de un movimiento dentro del cual él, por razones que en nada le desmerecen, es un recién llegado (no podría hacer nada mejor que empezar por el brillante estudio de Isaac Deutscher en tres volúmenes acerca de Trotsky el cual es mucho más que una biografía personal). Mientras tanto, sólo puede uno esperar que el mal ejemplo de Fidel no conduzca al resurgimiento de ese tipo de caza de brujas que tanto desquició y embotó al movimiento revolucionario mundial en la era de Stalin.

En cuanto al resto de la acusación de que hay trotskistas en el MR-13 y de que tiene un programa trotskista, ni sabemos ni nos importa saber cuánto haya en ello de verdad. Para nosotros, la única clase de revolución que tiene alguna perspectiva de éxito en América Latina es, hoy por hoy, una revolución socialista. Creemos haber sido de los primeros en afirmar que la Revolución Cubana se vería obligada a avanzar rápidamente hacia el socialismo so pena de sucumbir. Después de visitar América del Sur en 1963 expresamos en estas páginas nuestra opinión de que en América Latina no existe el llamado feudalismo, y que por lo tanto carece de sentido hablar de una revolución burguesa. Cuando los guerrilleros guatemaltecos, en lucha armada contra la sanguinaria dictadura impuesta a su país por la CIA y la United Fruit, adoptaron un programa que traducía ideas similares, si no idénticas, saludamos el acontecimiento como un avance de dimensiones históricas. Nada de lo sucedido desde entonces, incluido el ataque directo de Fidel Castro, nos ha hecho cambiar de parecer. Si Fidel quiere discutir razonablemente sobre la validez del programa del MR-13, en buena hora lo haga. No dejará de encontrar revolucionarios serios, dispuestos a considerar sus ideas con todo el respeto y la atención que merece el líder de la Revolución Cubana. Pero no debe engañarse creyendo que con meras invectivas va a influir sobre otros que no sean los cobardes y los sicofantes.

Una cosa más, a este respecto: cualquiera sea su rol en Guatemala, lo cierto es que el trotskismo no es una fuerza política grande ni importante en el conjunto de América Latina. Pero si Fidel Castro y los partidos comunistas de América Latina eluden la cuestión del socialismo, y más aún si definen como trotskistas a todos cuantos luchan sin ambages por una revolución específicamente socialista, es indudable que contribuirán a mejorar mucho las perspectivas del trotskismo latinoamericano. Porque la necesidad y la inevitabilidad de la revolución socialista, no para un futuro indefinido sino como la próxima etapa histórica de América Latina, tienen sus raíces en la realidad de esa región subdesarrollada y sometida por el imperialismo. Esto no significa que la revolución socialista se vaya a producir en América Latina mañana mismo o el año que viene: los grandes cambios históricos no se operan de ese modo. Lo único que queremos decir es que ningún otro tipo de revolución es posible en América Latina, y que más tarde que temprano todos los revolucionarios serios tendrán que hacerse cargo de esa verdad.»

— Leo Huberman y Paul Sweezy, «La Tricontinental», en Monthly Review, año III, n°31, abril de 1966, pp. 3-5.

FOTO: Paul Sweezy, Paul Baran y Leo Huberman, miembros de la prestigiosa revista marxista norteamericana «Monthly Review» (fundada en 1949), junto a Fidel Castro en La Habana, Cuba, el primer año de la Revolución, en 1959.

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